Displasia de cadera
La displasia de cadera hace referencia a una anomalía o a un desarrollo inadecuado del acetábulo. Además puede aparecer también una desalineación conocida como luxación de cadera o luxación de la articulación de la cadera.
Causas, síntomas y tratamiento
La displasia de cadera hace referencia a una anomalía o a un desarrollo inadecuado del acetábulo. Además puede aparecer también una desalineación conocida en el lenguaje médico como luxación de cadera o luxación de la articulación de la cadera.
En el caso de una cadera luxada, la cabeza del fémur se sale parcial o totalmente del acetábulo, dejando de estar correctamente insertada en el mismo.
En el caso de una displasia de cadera congénita, la articulación de la cadera no está aún completamente formada al nacer. La incidencia entre las niñas es cerca de seis veces mayor que entre los niños.
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Causas
Existen varias causas posibles de displasia de cadera en las que pueden influir tanto factores internos como externos.
Un factor externo importante que provoca la displasia de cadera en lactantes es la falta de espacio en el útero. Si la cabeza del fémur se desplaza en el acetábulo debido a una movilidad limitada del feto y se presiona contra el borde del acetábulo de forma lo suficientemente prolongada para que el acetábulo se deforme, puede producirse una displasia de cadera con luxación de cadera. La falta de espacio puede darse por los siguientes motivos:
Primeros embarazos
Posición de nalgas
Cantidad reducida de líquido amniótico
Alta presión arterial de la madre durante el embarazo
Síntomas
Los síntomas típicos de la displasia de cadera y de la luxación de cadera, que pueden ser leves o manifiestos, son los siguientes:
Inestabilidad de la articulación de la cadera
Luxación y reajuste de la cabeza del fémur
Abducción limitada de la articulación de la cadera afectada
Pliegues asimétricos en la parte posterior de los muslos
Aparente acortamiento de la pierna afectada
Las displasias y las luxaciones de cadera se producen generalmente solo en un lado (aprox. el 60 % de las veces), pero los síntomas pueden aparecer en ambos lados. El primer indicio de displasia de cadera en recién nacidos es una articulación de cadera inestable, que se corrige por sí misma en el 80 % de los casos. Si se aplica presión desde el exterior sobre la cabeza del fémur (por ejemplo, al cambiar los pañales con las articulaciones de cadera extendidas), puede producirse una luxación de cadera.
Diagnóstico
Si se sospecha de un desarrollo inadecuado después de una exploración física del bebé, deberá realizarse una ecografía. Esto permitirá al médico evaluar si se confirma la sospecha de una displasia de cadera o de una luxación de cadera.
Las pruebas de rayos X únicamente se llevan a cabo en caso de ser necesario un tratamiento. A fin de descartar la posibilidad de degradación de la articulación (necrosis de la cabeza del fémur), se realiza de nuevo una radiografía final una vez concluido el tratamiento.
Terapia
La terapia depende de la manifestación de los síntomas y de la edad del niño en el momento del diagnóstico. Por lo general se aplica lo siguiente, no obstante: cuanto más joven es la persona afectada, mejores resultados obtendrá el tratamiento de las displasias de cadera y de las luxaciones de cadera.
A menudo, en una etapa temprana no se requiere ningún tipo de tratamiento ya que la displasia de cadera se corrige con frecuencia por sí sola en los dos primeros meses. Puede favorecer la curación espontánea de la displasia de cadera flexionando la cadera de su bebé al cambiarle los pañales, llevándolo en un portabebés y evitando la extensión prematura de la cadera.
Sin embargo, si la displasia de cadera se mantiene más allá de la segunda a la cuarta semana de vida, es posible utilizar unos pantalones expansores para el tratamiento. Su médico decidirá si además son necesarios ejercicios de relajación muscular y fisioterapia. En el caso de una displasia de cadera con luxación de cadera, la cabeza del fémur debe reposicionarse en el acetábulo, para lo que pueden utilizarse órtesis. Posteriormente habrá que procurar que la cabeza del fémur no vuelva a salirse del acetábulo. Para ello también se recomienda el uso de órtesis.
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