Un trombo es una enfermedad vascular o un trastorno del sistema circulatorio en el que se forma un coágulo de sangre en un vaso sanguíneo. Con frecuencia, en la fase inicial, los trombos transcurren de forma prácticamente asintomática, pero en una fase posterior pueden provocar una embolia pulmonar mortal. En general, permanecer sentado y tumbado durante mucho tiempo favorece la aparición de trombos, por lo que se deberá evitar en la medida de lo posible. Caminando, guardando reposo y practicando deporte como, por ejemplo, ejercicios para los pies y las piernas que pueda realizar tras la intervención quirúrgica, puede combatir de forma activa los trombos. A menudo, su médico también puede prescribirle inyecciones contra los trombos durante las primeras semanas tras la operación. Las inyecciones de heparina, una sustancia natural, pueden prevenir la formación de coágulos. Quien deba permanecer mucho tiempo de pie, por ejemplo, por motivos profesionales, debería utilizar medias de compresión.

Dormir bien es sumamente importante para los procesos de reparación en el cuerpo y, con ello, también un aspecto fundamental para la sanación y recuperación tras una rotura de los ligamentos cruzados. Una órtesis de alta calidad ayuda a evitar movimientos incorrectos de día y, especialmente, de noche cuando no somos capaces de coordinar de forma consciente parte de nuestros movimientos. Consulte a su médico la posibilidad de tomar analgésicos antes de ir a la cama para que le ayuden a dormir sin dolor. A menudo, las personas afectadas también pueden aplicar frío para aliviar el dolor.

No es posible responder de forma generalizada a esta pregunta, ya que depende de cada caso particular y del método quirúrgico empleado. Por lo general, el médico responsable del tratamiento informa al paciente. Tras una artroscopia, las incisiones son pocas y pequeñas y, además, están suturadas limpiamente. Las heridas efectuadas de manera aséptica se cierran después de aproximadamente 24 horas, tras lo cual quedan inaccesibles para los microorganismos. Generalmente, ducharse o lavarse con agua corriente limpia no supone ningún problema. Además aumenta la higiene y la sensación subjetiva de bienestar. Los apósitos impermeables (protectores de ducha) cubren las incisiones menores con fiabilidad. A menudo, el paciente puede ducharse ya después de 24 a 48 horas tras la operación, siempre que la circulación sea estable. El sistema inmunitario tampoco debe estar debilitado.

El proceso tras intervenciones abiertas es, sin embargo, distinto. En este caso, el paciente debe esperar generalmente hasta que se hayan retirado los puntos o cubrir la herida para ducharse (con un apósito o un plástico especial). Si tras la operación se coloca una escayola o una férula de escayola, esta no puede mojarse bajo ningún concepto. Por lo general, durante las primeras seis semanas tras una operación de ligamentos cruzados, la persona afectada debe renunciar a bañarse o a nadar para no interferir en la cicatrización.

Lamentablemente no es posible indicar un plazo de tiempo que sea aplicable de forma generalizada. Depende de cada caso concreto y de la evolución de la recuperación. El conductor debe ser capaz de controlar el vehículo de forma segura sin que las consecuencias de la rotura de los ligamentos cruzados limiten esta capacidad. A menudo, los médicos y los seguros aconsejan esperar al menos de cuatro a seis semanas tras una operación de ligamentos cruzados antes de volver a conducir un coche, siempre que el estado de la rodilla lo permita. Por lo tanto, las personas afectadas deberían consultar a su médico antes de volver a ponerse al volante y, dado el caso, preguntar a su seguro.

La mejor prevención es un entrenamiento específico de la musculatura. Cuanto más fuertes sean los músculos, más podrán descargar los ligamentos y estabilizar las articulaciones. En el mejor de los casos, una musculatura bien entrenada también le protegerá hasta cierto punto contra una rotura de ligamentos cruzados si sufre un accidente. Obviamente, el requisito es que, en el momento decisivo, los músculos estén contraídos. Los deportistas incluyen ejercicios especiales de carrera, equilibrio, salto y fuerza para estabilizar los músculos en su rutina de calentamiento.

Cada fase debe acordarse con el médico responsable del tratamiento: tras un tratamiento de éxito deben realizarse primero ejercicios de movilidad lentos, como utilizar con precaución una bicicleta estática. Después de dos meses aproximadamente, está permitido montar en bici por trayectos llanos. Hasta el tercer mes deben evitarse las pendientes para no sobrecargar la nueva estructura de los ligamentos. Tras cuatro meses se puede empezar a correr con cuidado. Los deportes de contacto no deberían retomarse hasta pasados al menos seis meses.