Vivir con amputación parcial del pie
¿Qué pasa antes de la amputación parcial del pie? ¿Qué pasa después? ¿Cómo será mi vida con una prótesis parcial del pie? Pueden encontrar todas las respuestas aquí.
¿Qué pasa antes de la amputación parcial del pie? ¿Qué pasa después? ¿Cómo será mi vida con una prótesis parcial del pie? Pueden encontrar todas las respuestas aquí.
Amputación del antepié: ¿y ahora qué?
A menudo, quien debe lidiar con una amputación del antepié se encuentra, al principio, desamparado ante este tema tan serio y busca información especializada. A la persona afectada le surgen muchas preguntas sobre la amputación y sobre la vida después de ella.
Pero que deba someterse a una amputación parcial del pie no significa que esté desvalido. Esté seguro de que su vida tras una amputación parcial del pie continuará siendo igual de valiosa. Como persona afectada hay mucho que puede hacer por sí mismo para recuperar el equilibrio, tanto emocional como corporal. Una de las posibilidades para el tratamiento protésico a largo plazo es la prótesis de antepié.
Le mostramos qué funciones desempeña la prótesis de antepié, para quién está indicada y cómo puede obtener una y le ofrecemos consejos para el día a día con la prótesis.
¿Por qué me tienen que amputar partes del pie?
Solo se lleva a cabo una amputación si es la única posibilidad de preservar su salud. A menudo es necesaria una amputación cuando la circulación sanguínea de la zona del pie afectada no es la adecuada para aportar suficiente oxígeno a las células de los tejidos, como puede ser el caso del síndrome del pie diabético. Otra causa de las amputaciones pueden ser los accidentes en los que no es posible recuperar el pie. Aunque pueda parecer extraño, a menudo, en estos casos una amputación del antepié es la única posibilidad de volver a caminar.
Las causas más frecuentes
Como persona afectada, no está solo: en Alemania se practican cada año entre 30 000 y 40 000 amputaciones, la mayoría de ellas en el pie. Las causas más frecuentes de las amputaciones en el pie son la diabetes, en concreto, el síndrome del pie diabético; y accidentes graves, por ejemplo, accidentes laborales o de tráfico. También las denominadas "arteriosclerosis", conocidas más comúnmente como oclusiones arteriales, juegan un papel importante aquí.
Las cifras y las causas de las arteriosclerosis no han disminuido desde hace años. El motivo: cuantas más personas llegan a una edad madura, mayor es la incidencia de la diabetes melitus. Pero, puesto que el tratamiento es cada vez mejor, el número de amputaciones no aumenta. Más de 20 000 de las amputaciones practicadas en Alemania al año son consecuencia del síndrome del pie diabético.
¿Cómo se lleva a cabo la amputación del antepié?
La colaboración entre cirujanos, internistas, quiroprácticos, fisioterapeutas y técnicos ortopédicos conforma la base del éxito de una amputación del antepié. Lo más importante para su vida posterior es que pueda volver a estar de pie y a caminar con el pie del modo más normal posible.
En la actualidad, las amputaciones se efectúan siguiendo el lema "tanto como sea necesario, pero tan poco como sea posible". El cirujano amputa bajo anestesia general solo lo estrictamente necesario para que usted conserve la máxima movilidad posible. El médico realiza una incisión en la piel, retira el tejido enfermo y los huesos, forma un muñón y vuelve a cerrar la herida. Cuanto más tejido sano se conserve, mejor.
Por lo general, el cirujano le explicará antes de la operación cómo se desarrolla la amputación del antepié. El cirujano solo conoce una versión abreviada de su historial y no siempre puede influir en lo que le espera más tarde. Durante el tiempo tras la amputación del antepié será su médico de familia o su especialista quien le atienda. Tras un tiempo se incorporará un técnico ortopédico que, más tarde, elaborará su medio auxiliar. Juntos podrán decidir mejor qué nivel de amputación es el más adecuado en su caso. El tipo de amputación es decisivo para lo que usted será capaz de hacer con su pie tras la intervención y cómo. La tarea más importante del cirujano es realizar la amputación de modo que, después, usted pueda hacer lo máximo posible.
Hoy en día, la clave no reside en la pregunta "cómo", sino en dónde va a amputar el cirujano y cómo va a formar el muñón. Este punto es fundamental, ya que el muñón debe poder soportar cargas más tarde y no debe rozar ni excoriarse. Para ello, el cirujano "acolcha" el hueso con los músculos y deja suficiente piel para poder coser la incisión sin tensión. De ser posible, la cicatriz se situará en el empeine para que no se cargue y no pueda excoriarse.
¿Qué niveles de amputación existen?
En el caso más favorable, basta con amputar un dedo del pie. El cirujano intenta siempre conservar íntegro el metatarso. Pero si no fuera posible conservar la cabeza de la articulación de un dedo, también debe amputar, al menos parcialmente, el metatarso perteneciente al dedo en cuestión. En este caso, en medicina se habla del "rayo del pie". La pérdida de un rayo del pie afecta enormemente a la capacidad de estar de pie y de caminar. Sin una prótesis, esto provoca posturas incorrectas.
Si ya estuviera afectada toda la zona media del pie, el cirujano deberá amputar todos los metatarsos. Para evitar una diferencia en la longitud de los huesos, redondeará el muñón. Esto facilitará más tarde colocar una prótesis de antepié a medida.
Si están afectados también los huesos anteriores del tarso, o incluso todos los tarsos, el cirujano debe redondear el muñón para facilitar el tratamiento con una prótesis.
En todos estos casos se conserva el tobillo. Por lo general, con una prótesis de antepié a medida se puede volver a cargar el pie. Esto le permitirá estar de pie y caminar. Si también se amputa el tobillo, no así la rodilla, se habla de una amputación transtibial. Si la rodilla también está afectada, se tratará de una amputación transfemoral.
Generalmente, el nivel de amputación lo deciden el ortopeda y el cirujano que realiza la intervención. Sin embargo, en lo relativo al tratamiento ortoprotésico a largo plazo, resulta conveniente involucrar al técnico ortopédico ya antes de la amputación.
¿Qué consecuencias va a tener para mí la amputación del antepié?
Seamos sinceros: después de la amputación, no se va a sentir bien. Ha sufrido una pérdida, y es probable que esto afecte a su autoestima. Debe aprender a lidiar con una nueva sensación corporal.
Tras la amputación del antepié, su superficie de apoyo habrá cambiado. Le falta parte de la zona del pie necesaria para caminar. Caminar y estar de pie le resultarán más difícil al principio. Por precaución, apoyará el muñón amputado con menor firmeza. Cabe esperar que tienda a adoptar posturas incorrectas para compensarlo. De ahí que sea tan importante informarse cuanto antes sobre medios auxiliares. Estos medios auxiliares le ayudan a poder volver a efectuar las secuencias de movimiento habituales.
Tal vez incluso sienta vergüenza y le cueste mostrarse en público con el pie amputado. Las prótesis pueden ayudarle a gestionar más rápido su nueva situación. Una prótesis de antepié le ofrece movilidad sin restricciones en la articulación del tobillo. Esta libertad le permite que sus movimientos parezcan prácticamente naturales.
Es posible que su mayor tarea consista en atreverse a estar con otras personas y a desarrollar una nueva sensación corporal. Dicho sea de paso: tiene buenos motivos para mostrarse seguro de sí mismo. ¿Quién puede sostener de sí mismo haber pasado por todo lo que usted ha pasado?
¿Qué sucede durante las primeras semanas tras la amputación?
Justo después de la amputación del antepié da comienzo la vuelva a la vida. Para que pueda volver a caminar, montar en bici o conducir un coche cuanto antes, la herida debe cicatrizar, y usted debe ganar tono muscular. Esto exige fuerza y paciencia. Las primeras semanas son decisivas para saber cómo podrá vivir más tarde con la amputación.
Tras la amputación, primero deberá guardar reposo durante unos días y no podrá cargar el pie. Con seguridad se reunirá todo un ejército de ayudantes alrededor de su cama que le reclamarán. En este punto comienza la rehabilitación. Nadie puede decirle con antelación cuánto tiempo necesitará hasta que la herida cicatrice y usted pueda volver a caminar, a conducir un coche o a ir al trabajo. Pero hay una cosa que cualquier médico puede decirle por experiencia: cuanto más activa y más positiva sea su actitud, más rápido percibirá avances en su rehabilitación.
La prioridad en un primer momento es que la herida cicatrice. Durante la cicatrización, ya puede empezar a entrenar con un fisioterapeuta la movilidad para conservar los músculos y la movilidad de las articulaciones a pesar de no haber estado activo durante mucho tiempo. Más tarde, practicará con usted movimientos sustitutorios y entrenará los músculos del muñón para que usted pueda caminar con la prótesis con seguridad.
Rehabilitación: ¡la práctica hace al maestro!
El fisioterapeuta tiene otra tarea importante: debe practicar con usted la percepción en el muñón del pie. Su muñón es un elemento tan nuevo que su cerebro no sabe al principio qué hacer con los mensajes que recibe de los nervios. Pero, para su salud, es imprescindible que sienta el pie con total precisión.
En cuanto la herida haya cicatrizado por completo y usted pueda cargar el muñón, tiene lugar el tratamiento con una prótesis a la que debe acostumbrarse paulatinamente.
Para la fase de transición es probable que reciba un calzado especial para descargar el antepié. Con este calzado podrá caminar sin cargar en exceso la herida. Durante el proceso de rehabilitación es momento de comenzar con la terapia ocupacional: el terapeuta ocupacional estimula su destreza y practica movimientos de la vida cotidiana y del ámbito laboral. Con su ayuda, cada día será capaz de dominar mejor su vida por sí mismo.
El proceso también incluye participar en un cursillo para aprender a caminar y el consejo de asesores laborales, psicólogos y, dado el caso, terapeutas familiares. Asimismo debe replantearse su modo de vida anterior: ¿se alimenta de forma saludable? ¿Fuma? Quien haya podido superar una amputación, también es capaz de dejar de fumar. ¿Apostamos?
Con independencia de lo importantes que sean todos estos expertos, su colaboración activa es aún más importante.
¿Qué he de saber sobre la cicatrización de la herida?
Tras la amputación del antepié, en primer lugar deberá guardar reposo y poner el pie en alto para que la sangre pueda circular correctamente al corazón. Debido a la intervención, en la herida se acumulan sangre y líquido tisular que deben ir desapareciendo lentamente.
Un vendaje elástico servirá de ayuda para reducir los líquidos. Puede ejercer una presión homogénea sin tirar de la herida. La herida se controla a diario para descartar inflamaciones y hemostasias, y el vendaje se cambia también diariamente. El proceso de cicatrización está acompañado siempre por personal técnico especializado.
Los vendajes cumplen otra función importante: forman el muñón de modo que pueda volver a cargarse más tarde. Por ese motivo, el cambio del vendaje debería efectuarse por especialistas. Sea consciente de que una amputación del antepié es una intervención seria. Tiene una herida grave. Puede llevar semanas o incluso meses que cicatrice por completo. Durante la cicatrización pueden producirse problemas, algo habitual en el caso de los pacientes con diabetes melitus. Precisamente en el caso de la diabetes, la causa de la amputación, esto es, el síndrome del pie diabético, supone al mismo tiempo un obstáculo para la cicatrización. El tiempo es su bien más preciado durante esta fase.
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¿Qué posibilidades de tratamiento ortoprotésico existen?
En el caso de amputaciones menores, puede bastar una plantilla hecha a medida. Una plantilla no sirve para recuperar la función, pero en el caso de intervenciones muy leves puede bastar con estabilizar la planta del pie.
Una prótesis de antepié de silicona le permite mover la articulación del tobillo sin restricciones y le asegura un ajuste individualizado. Las prótesis de antepié de silicona se adaptan individualmente por el técnico ortopédico al muñón. Sientan "como un guante". El tobillo queda libre. Todo el pie puede moverse completamente. La secuencia de movimiento completa de la persona con amputación parcial del pie se ve más natural. Estudios actuales señalan que, además, los músculos están más activos que con otro tipo de tratamientos ortoprotésicos. Gracias al material "flexible", con una prótesis de antepié también puede recorrer trayectos más largos y utilizar calzado convencional.
Algunos médicos y técnicos ortopédicos recomiendan calzado hecho a medida por un zapatero ortopédico. Verifique con precisión si esta es realmente la mejor opción para usted. No solo resulta más llamativo a la vista, sino que también puede albergar dificultades, porque la articulación del tobillo queda fija de forma rígida. Caminar con él resulta extraño y puede parecerle menos cómodo.
Una sujeción interior ortopédica, también elaborada por un zapatero ortopédico, es más discreta. Esta también fija la articulación superior del tobillo. Con ella no puede utilizar calzado convencional disponible en las zapaterías.
La prótesis de Bellmann ofrecida por técnicos ortopédicos le brinda una clara ventaja en lo que respecta a la movilidad. Una media le permitirá introducir el pie en una prótesis elaborada con varias capas de espuma. Este tratamiento ortoprotésico deja libre la articulación superior del tobillo. Otras ventajas que ofrece son su peso reducido y una forma que le permite utilizar calzado convencional. Sin embargo, la prótesis de Bellmann no puede amoldarse ópticamente a su otro pie. Con ella se notará que lleva una prótesis. Además, el material se desgasta con relativa rapidez. Después de dos años necesita una nueva prótesis, y la media provoca roce, lo que no es del gusto de todos.